
21 Sep Arnedo, una feria torista
Texto: Luis Miguel Parrado
Siempre ha gustado en esta ciudad el novillo serio, y de hecho han sido muchas las ocasiones en que los encierros lidiados tanto en esta como en la antigua plaza podían pasar sin ningún tipo de problema el reconocimiento en cualquier coso de primera categoría, aunque tampoco un listón tan alto ha sido el habitual, ni en la antigua bombonera ni en el moderno Arnedo Arena.

Novillos de la ganadería de Baltasar Ibán
Además de ese gusto por el utrero con seriedad, Arnedo, que durante muchísimos años sólo tuvo competencia directa con Algemesí a la hora de dirimir cuál era la feria de novilladas más importante del mundo, ganaba de largo a la ciudad valenciana no sólo por la presentación del ganado, sino también por el carácter “torista” de muchas de las ganaderías que aquí se lidiaban, porque año tras año estas divisas eran mayoría frente a esas otras que son más del gusto de los toreros.
Queda dicho que entonces no existían ciclos como el de Villaseca de la Sagra, que pronto se postuló como el competidor claro de Arnedo en cuanto al tema de ser el mejor abono de novilladas, y ni Arganda ni Calasparra habían experimentado el auge de los últimos años. Pero hogaño, cuando todas esas ferias, que además tienen lugar en el mes de septiembre y por delante de la arnedana, han hecho una apuesta decidida por ese “torismo” aquí la habéis redoblado y, echando mano de hemeroteca, hay que remontarse hasta diecinueve años atrás, nada menos que hasta 2000, para encontrar una edición del Zapato de Oro donde hubiera una apuesta tan clara por divisas denominadas “duras”. Aquel año sólo hubo una excepción a la norma, una novillada de El Pilar que el 30 de septiembre estoqueó una terna compuesta por Rafael de Julia, César Girón y Matías Tejela. El resto del elenco ganadero de aquella feria estuvo completado por las divisas de La Quinta, Juan Luis Fraile, Cebada Gago, Adolfo Martín y Adelaida Rodríguez.

Novillo de Partido de Resina
Desde entonces hasta la presente edición Arnedo ha continuado con su tónica de dar preponderancia a esas divisas que son de interés más del aficionado que de los toreros, pero nunca en porcentaje mayor al que lo hará este año, con la presencia de José Escolar, Cebada Gago, Partido de Resina y Baltasar Ibán, a la que hay que sumar la perita en dulce que siempre supone la ganadería de Fernando Peña.
EL REGRESO DE CEBADA GAGO
Esta divisa toledana es, sin duda alguna, una de las más codiciadas por los novilleros cuando de acudir a una feria de categoría se trata, porque rara vez falla en aquello de echar varios novillos de triunfo, algo que se ha podido comprobar en esta misma plaza sin ir más lejos, o por ejemplo en Arganda del Rey, donde hace dos años le indultaron al muy serio “Altamontaña-40”. Esta divisa, creada por su propietario allá por 1991 tuvo en principio sangre Núñez de Manolo González, al que compró una importante tropa de reproductores. A esas vacas y sementales se le fueron añadiendo a lo largo de los años otros con los hierros de Torrestrella, Algarra, El Pilar o Torreherberos, creando una mezcolanza de gran juego en las plazas.
Cebada Gago vuelve a Arnedo después de siete años, que es el mismo periodo de tiempo que transcurrió entre sus dos últimas comparecencias, que fueron 2005 y 2012. Antes de eso había sido una divisa relativamente frecuente en el abono arnedano, pero por diversas circunstancias ese nexo se rompió. Causa de esta última ausencia ha sido la terciada presentación de varios ejemplares de los que saltaron al ruedo el 30 de septiembre de 2012 y que fueron estoqueados por Gómez del Pilar, Rafael Cerro y Tomás Angulo, que además le cortó una oreja al último, un colorado que atendía por “Llorón”. Esta ganadería, a pesar de tener esa fama de dura está formada en origen por vacas y sementales de Torrestrella y Jandilla, aunque a lo largo de los años haya tenido aportaciones puntuales de otras ganaderías del mismo origen, como Torrealta o Juan Antonio Ruiz “Espartaco”.

Novillos de la ganadería de Cebada Gago
Aunque la que ha creado expectación de verdad es la novillada de Partido de Resina, una ganadería que no solía lidiar utreros, pero que de un tiempo a esta parte acostumbra a embarcar algún encierro cada año, cuyo destino en las últimas temporadas ha sido, por ejemplo, La Maestranza de Sevilla. Esta campaña no se ha anunciado en la capital hispalense, pero sí en Arnedo adonde, cuentan los que han tenido ocasión de verla en el campo, viajará una novillada de preciosas hechuras. No en balde este animal, el Pablo-Romero de toda la vida, ha sido siempre el más bello de cuantos poblaban las dehesas de bravo. Ojalá su juego vaya parejo a la estampa que lucirán.
BALTASAR IBÁN, UN CLÁSICO EN ARNEDO
La mejor señal sería que el año próximo repitiese en la feria. Así empezó José Escolar, viniendo en 2016 como novedad, pero en apenas tres ediciones ya lleva unos cuantos premios no sólo en sus vitrinas, porque además ha dado dos Zapatos de Oro. Aquella primera novillada de hace tres años le vino grandísima a los toreros, pero las otras dos le abrieron las puertas de todas las ferias a un francés llamado Yannis Djeniba “El Adoureño” y al portugués João Silva “Juanito”. Escolar es, junto con Adolfo Martín, el único criador que tiene en sus ganados sangre de Victorino Martín, aunque en el caso de Escolar también hay un goterón importante de la estirpe Santacoloma porque en origen se formó con productos de Carmen Espinal de Blázquez.
Y, por último, en la cúspide del elenco ganadero, Baltasar Ibán. Si hay una divisa que se identifica con esta plaza es la rosa y verde que cría sus animales extramuros de El Escorial. Lo cierto es que para los que somos asiduos a la feria nos resultaría muy extraño no ver por los corrales y en el callejón la menuda figura del mayoral Domingo González, uno de los mejores del campo bravo, pendiente siempre de sus pupilos, que elige con esmero para la cita de Zapato, al que ha traído ejemplares míticos, como aquel “Santanero”, primer indultado en esta plaza y que hoy en día es paradigma del toro bravo en esta ciudad.
Este es el panorama ganadero de este año donde, como se reseña en principio, la apuesta es clara por eso que algunos llaman “torismo” y que, más sencillamente dicho, es poner la carne en el asador con ganaderías que gustan al aficionado, algo comprensible en tiempos donde tampoco hay una extensa baraja de novilleros punteros en el machito. Así que es de esperar que los éxitos lleguen para así cimentar aún más el camino emprendido por la Comisión.