Antonio Domínguez, el ángel de la guarda de la enfermería de Arnedo

Entrevista a Antonio Domínguez, cirujano taurino. 36 años en Arnedo

Por Bárbara Moreno, periodista


Nacido en Sástago (Zaragoza)  hace 66 años, comenzó a trabajar como cirujano en la plaza de toros de Arnedo por casualidad. Fue en 1984 cuando el anterior cirujano de la plaza, el doctor Imaz requirió de su ayuda en la enfermería. En ese mismo año también fue requerido para trabajar en el servicio taurino para Calahorra. Y desde entonces no ha dejado de hacerlo en ambas ciudades en los festejos taurinos en las plazas y en los encierros. Antonio Domínguez ha estado por tanto durante 33 años alternando su trabajo en los festejos taurinos, una faceta más, con su principal ocupación, la cirugía general digestiva y plástica, en el Servicio Público Riojano (el año pasado fue forzosamente jubilado del Hospital San Pedro). Ha sido cirujano jefe en numerosas plazas de La Rioja y comunidades colindantes. Este año (2018) va a trabajar en más de 10 plazas, y se estrenará en La Ribera de Logroño como cirujano jefe. En realidad, es especialista en cirugía taurina por larga experiencia, una especialidad desconocida por muchos y que tiene sus particularidades: la de estar atento a los movimientos del animal en el ruedo y su posible interacción con el diestro, o con los subalternos o simplemente corredores en el caso de los encierros o los espectáculos de recortadores.

Antonio Domínguez no se siente taurino, reconoce que adora el poder, la fuerza y la estampa del toro y no entra en discusiones que le podrían suscitar sobre la muerte del animal. Pero por experiencia es más que entendido, intuye incluso por dónde puede embestir el bravo nada más salir de toriles o que le puede pasar al diestro si no se cubre con el capote o la muleta. Y teme, también por experiencia, cómo puede ser la herida cuando los chicos se ponen a portagayola. Es precisamente en ese momento cuando el público del ruedo mira de reojo al burladero de Enfermería por si a los médicos ya les ha cambiado el semblante cuando ven al chico vestido de luces acercarse a la puerta de toriles y se pone de rodillas.

Por las manos y bisturíes de tal distinguido personaje de la plaza de Arnedo han pasado toreros como el Juli, Jesulín de Ubrique, Padilla, el mismo Paquirri, o José Antonio Campuzano, a quien bien se puede decir que le salvó la vida cuando sufrió una herida parecida a la de Paquirri el día que murió.  Y pese a que Domínguez es sabedor de que lo mejor en este su menester en las plazas es trabajar cuanto menos mejor, ‘una corrida, novillada o festejo taurino sin percances es lo ideal’, reconoce que ama la cirugía, el quirófano y más en estos estados en los que los medios médicos son inferiores a los de cualquier hospital y que la pronta acción es indispensable para salvar una vida, «es como ser un médico de guerra o en grandes catástrofes», admite, a la vez que pondera que la plaza de Arnedo dispone de una de las enfermerías mejor dotadas, equipadas y diseñadas de la zona. Diseño en el que él mismo participó. 

El doctor Domínguez ha querido dejar plasmada en esta entrevista una sinopsis y/o recorrido de sus sapiencias por este mundo profesional que le apasiona, con sumo mimo y detalle, y meticuloso como bien lo sabe hacer un buen cirujano como él es.

La primera pregunta es casi obligatoria, ¿hay que ser taurino para trabajar como cirujano en una plaza de toros?

En realidad, no, de hecho yo ni soy taurino. Con el tiempo pasé a ser aficionado. Comencé a trabajar por casualidad en este mundo, y no porque me gustara o no. Me llamó el doctor Imaz para que le ayudara en la plaza de Arnedo y también me lo pidieron desde la Policlínica de Calahorra para la Plaza de toros. 

Pero está claro que será ya un gran entendido…

Bueno, con los años… eso se va aprendiendo.

 

 

No es tan conocido que exista la cirugía taurina.

Es una especialidad que se parece a la cirugía de guerra, con pocos medios y que requiere mucha rapidez de toma de decisiones y de actuar. También es cierto que ante un accidentado que llega por ejemplo a Urgencias de un hospital hay desconocimiento de cómo ha sido el siniestro, aquí, en la plaza, sabes cómo ha sido el percance. Muchas veces cuando entramos en la enfermería ya prevemos cómo ha podido ser la trayectoria de la herida de la cornada, con qué fuerza ha ido, o como ha sido el traumatismo en caso de golpe. 

Existe incluso la Sociedad Española de Cirugía Taurina que lucha por sentar las bases para que las enfermerías estén bien dotadas, ¿cómo está la de Arnedo?

La enfermería y quirófano de Arnedo están de maravilla. Es una gran enfermería en diseño, en instrumentos, (cuenta con el material que se donó desde antiguo Hospital San Millán de Logroño). Y tuve la suerte de que contaron conmigo para participar en su  diseño cuando se construyó.

Un año en la enfermería de Arnedo hubo un robo en el mismo día de comenzar la feria, ¿no?

Es una anécdota desagradable, bueno, en realidad robaron mi material personal. 12.000 euros en material quirúrgico que se denunció y nunca más se supo. 

¿Qué medios médicos se requieren en una plaza de toros?

Un cirujano jefe, un cirujano ayudante, un médico, un anestesista y una o dos enfermeras.

Pues teniendo en cuenta que hay falta de anestesistas en La Rioja y en todo el país será difícil juntar el equipo, ¿no?

Sí, ciertamente todos los años me resulta difícil cuadrar el equipo médico por falta en especial de anestesistas.

¿En cuántas plazas ha trabajado?

Pues al año de 10 a 15 plazas, de muchos lugares, por ejemplo de La Rioja en las plazas de Autol, Aldeanueva, Nájera, Haro, Rincón de Soto, Cenicero, Cervera, Arnedo y Calahorra, y este año me estreno en la plaza de Logroño en San Mateo. En Navarra en Fitero, Tafalla, Lodosa, Estella, Olite, Sangüesa; en País Vasco en Azpeitia. En Burgos en Briviesca, Belorado. Y en Aragón por ejemplo en Ejea de los Caballeros y Cariñena. En encierros en Pradejón o Alfaro, Tafalla. También nos toca ir a festejos de recortadores, o al campo en tienta de reses bravas. 

Supongo que lo mejor en su caso será trabajar poco, ¿no?

Así es. En mi caso es mejor trabajar poco, eso implica un festejo taurino sin heridos ni traumatismos, aunque mi pasión es la cirugía y disfruto desempeñándola. Y aunque no se vea, en muchos de los festejos intervenimos, si no es por cogida de asta, es por golpes, o porque se han lastimado en heridas de cogidas anteriores, bien sean diestros como subalternos u otros profesionales taurinos, corraleros, mulilleros y personas del público.

¿Podría enumerar las intervenciones en las que ha participado?

La verdad que no, pues  han sido tantas… Sí que recuerdo las peores como dos heridas muy graves en el cuello a Edu Gracia y a José Antonio Pérez Vitoria o cuando José Antonio Campuzano en Calahorra tuvo una cogida muy grave en el abdomen con lesiones intestinales y de vena ilíaca, parecida a la de Paquirri en el día que murió.

¿Y qué toreros han pasado por sus manos?

Pues desde Paquirri (le cosí la mano porque un toro se la lastimó cuando él estaba en el burladero), El Víctor, Padilla en Arnedo, Jesulín de Ubrique en Arnedo de novillero, El Juli (cogida en el muslo en Calahorra), Miguel A. Perera, Diego Urdiales (varias veces), Tomas Campos, Alejandro Espla, Salvador Vega, Alejandro Gardel, ConchiRios, Paquiro, Fredy Villafuerte, Paco Ureña, Leandro, David Galán, Sebastián Ritter, César Pérez ( dos veces) y muchos más  novilleros, toreros y recortadores que en este momento no recuerdo.

¿Va a ver los toros fuera de trabajo?

No,  acudo por trabajo a unos 40 festejos al año. Además, la deformación profesional no me dejaría ver los toros como tal, sino que estaría mirando todo el rato si el toro mira aquí o allá, si mira al torero. Muchos aficionados taurinos estarían encantados de asistir a tantos festejos taurinos. 

¿Cuál es el momento más tenso para ustedes en las corridas?

Cuando los diestros van a Puerta Gayola y se ponen de rodillas, o no mueven sus pies durante el transcurso del pase… Entiendo que eso para ellos es demostrar que tienen más valor, pero es cuando más atentos tenemos que estar, porque es cuando más peligro hay. También quiero resaltar la labor de los recortadores que pasan al lado de los pitones continuamente o hacen acrobáticos saltos sobre la res. 

Usted que lleva 34 años asistiendo a la plaza de Arnedo y a otras muchas, ¿cómo ve la feria del Zapato de Oro?

Creo que es de categoría con la elección del ganado y con los novilleros, que muchos son los que acaban siendo figuras. Es una feria muy reconocida, con un premio muy apreciado y querido, y con la gran afición de un público muy entendido.

¿Sabe que a los cirujanos taurinos les denominan los ángeles de la guarda de las plazas?

(Ríe). Si… En realidad, con todo lo que sea conseguir salvar una vida de alguien o ayudar a disminuir la gravedad, te sientes satisfecho. Es mi pasión trabajar en cirugía y en el quirófano, y especialmente en estos casos.